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lunes, 4 de enero de 2016

CAPÍTULO XXVI: exámenes y museos

Lunes, 7 de diciembre de 2015

Ya no me acordaba de lo que era ponerse nervioso. Hoy tuvimos que hacer a primera hora un presentación en inglés para clase de inglés. La dichosa presentación de Singapur. No fue tan mal como pensaba que iba a ir, pero creo que se noto mi nerviosismo nada más entrar en la puerta del instituto.
Al acabar la presentación fui directo al aula de francés, donde me esperaba un examen. Yo y una chica de mi clase fuimos los únicos que nos presentamos a hacer el examen. Estuvo bien. Después de la presentación anterior, esto fue una tontería, pero bueno, había que hacerlo. Luego me encontré con los demás que tuvieron que presentar en clase de español de una clase una presentación sobre España. Por último ya nos fuimos a casa.

Martes, 8 de noviembre de 2015

Hoy he de decir que me levanté un poco nervioso otra vez. Teníamos examen de sueco a primera hora. Katarina (la profesora), nos preguntó si queríamos hacerlo otro día, y como es de suponer yo habría dicho que si, pero no, no se que arrebato me dio que decidí que lo mejor era hacer el examen ese día, y, sorprendentemente, no me salió tan mal. 
Al acabar el examen nos encontramos a Emily, una chica canadiense majísima. Nos sacamos unas fotos y nos despedimos de ella para siempre... da pena irse la verdad, pero es lo que toca. Toda la gente que conocimos tal vez, y muy a mi pesar, muy probablemente, no la volvamos a ver en nuestra vida. Y entonces ahí te das cuenta de la experiencia que estás viviendo. Conoces gente y tal vez, solo tal vez, guardes a alguien pero la mayoría se borran en uno, dos o treinta años. 
Luego fuimos a Estocolmo para comer y comprar los últimos regalos, que por cierto, me apuntó en mi agenda mental que cuando viaje me voy a despreocupar totalmente de los regalos, es un estrés comprar regalos. Que si y si no le gusto, que si es muy caro, que si es muy barato. Desde ahora en adelante me voy a dedicar a regalar besos y abrazos.

Miércoles, 9 de diciembre de 2015

Sienta bien despertarse más tarde de lo que te tienes que despertar, aunque solo sean veinte minutos.
Hoy me desperté más tarde porque fuimos de excursión con nuestra clase. Fuimos Saúl y yo solos. Fuimos a un museo y fue el día más aburrido de la historia. Tratamos de escaquearnos de las explicaciones con todos los métodos posibles pero fue misión imposible. Estuvimos todo el día tragándonos explicaciones en sueco.
Cuando por fin acabó nos permitimos el lujo de ir a Karlaplan (barrio rico), comprar una buena tableta de chocolate y comerlo sentados en una plaza. Eso sin duda fue lo mejor del día.

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